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Cómo hablarle a su hijo de su divorcio

Para muchos padres, hablar a sus hijos de su divorcio es uno de los aspectos más difíciles de todo el proceso de divorcio. Los niños buscan seguridad, y un divorcio inevitablemente trastorna los cimientos familiares sobre los que el niño ha crecido. Sin embargo, es una conversación muy importante porque da a los padres la oportunidad de intentar sentar las bases de un nuevo comienzo saludable para toda la familia.


¿Cómo dar la noticia?

En la medida de lo posible, se recomienda que ambos progenitores se sienten juntos para comunicar con calma la noticia de su divorcio. Para evitar posibles fuentes de conflicto, ambos progenitores deben ponerse de acuerdo de antemano sobre lo que van a decir. Este es un momento en que los niños necesitan tranquilidad, y la mejor manera de hacerlo es mostrar a sus hijos que siguen formando parte del mismo equipo a la hora de educar a sus hijos, aunque esto no sea cierto, o aunque sólo uno de los progenitores lo desee realmente.


Si no es posible que ambos progenitores estén presentes en esta conversación, el que esté más presente con los niños puede dar la noticia.


Decidir qué decir

Lo que diga dependerá de la edad y madurez de su hijo. No conviene abrumarles con detalles y, por lo general, es mejor dejar que hagan preguntas que intentar darles mucha información para la que no están preparados.


A veces los niños se preguntan por la fecha de los cambios. Por supuesto, algunos divorcios son amistosos y rápidos, pero otros llevan mucho tiempo. Intenta darles una idea del calendario. Quizá pueda decirles algo como: "Tenemos intención de divorciarnos. Puede que tardemos algún tiempo en concretar los detalles, pero por ahora, considéranos divorciados". Si ya tiene una idea de cómo será la transición, puede ser tranquilizador para los niños oír algunos de los detalles.


Si hay desacuerdo sobre la custodia, puedes decir algo como: "Los dos te queremos mucho y queremos estar cerca de ti. Estamos intentando resolver lo que creemos que es mejor para ti. No estamos de acuerdo, pero vamos a resolverlo como adultos, con la ayuda de otros adultos".


Una buena regla general es evitar hablar de acuerdos financieros con los hijos o compartir información que haga quedar mal a uno de los cónyuges. Los conflictos innecesarios deben evitarse en la medida de lo posible para preservar una relación sana entre padres e hijos, que es muy importante para el bienestar de los niños.


Si ya ha habido muchos conflictos y enfados entre los padres en casa, de los que tu hijo puede haber sido testigo, puedes explicárselo de la siguiente manera:


"Te habrás dado cuenta de que ha habido más discusiones. A veces estamos muy enfadados. Uno de nosotros puede decir cosas porque está enfadado por la situación, pero nadie está enfadado contigo. Estas situaciones son complicadas y vamos a resolverlas entre nosotros. No depende de ti resolver los problemas de enfado. Hay otros adultos que pueden ayudarte a lidiar con la ira. Hay abogados, jueces y terapeutas. No te corresponde a ti ayudarnos".


Haga hincapié en que la separación o el divorcio es una decisión tomada por los adultos y no se debe a las acciones o el comportamiento del niño. Tranquilice a los niños diciéndoles que ambos padres les quieren y seguirán participando en sus vidas.


¿Cómo pueden reaccionar los niños?

Los niños pueden reaccionar de distintas maneras ante la noticia de un divorcio. Si ha habido muchas discusiones en casa, algunos niños pueden sentirse aliviados al enterarse del divorcio. Pero es más común que los niños se sientan disgustados o incluso culpables. Sea cual sea la reacción de sus hijos, es importante escucharlos y tomarse en serio sus preocupaciones, asegurándoles al mismo tiempo que el divorcio no es culpa suya y que, como padres, harán todo lo posible por ayudarles a sentirse seguros y queridos.


Los niños suelen empezar a preocuparse por el futuro. Los adolescentes pueden preocuparse rápidamente por la posibilidad de que sus padres vuelvan a casarse. Si se plantean esta cuestión, puedes decirles algo como: "Puede que sí, puede que no. Claro que quiero ser feliz y esto podría contribuir a mi felicidad. Pero sigues siendo mi hija y nadie más puede sustituir eso".


Para preocupaciones más inmediatas, como quién llevará a la niña al entrenamiento de fútbol o cómo será el nuevo dormitorio, puede ser muy tranquilizador obtener respuestas claras. Si aún no ha resuelto los detalles, dígale a su hijo que está trabajando en la respuesta, pero que se la comunicará en cuanto pueda. Mientras tanto, puedes buscar otras formas de ayudar a tu hijo a sentirse seguro, por ejemplo colocando un horario provisional en la cocina.


A lo largo del proceso y después

Cree un espacio seguro y sin prejuicios para que los niños expresen sus sentimientos sobre la separación o el divorcio. Hágales saber que es normal sentirse triste, enfadado, confuso o asustado. Fomente la comunicación abierta y la escucha activa, permitiéndoles compartir sus pensamientos y sentimientos sin tratar de resolverlos o rechazarlos.


Hazles saber que es normal sentir emociones contradictorias y que sus sentimientos son válidos. Asegúreles que sus emociones cambiarán y evolucionarán con el tiempo.


En la medida de lo posible, mantén su rutina, incluida la escuela, las actividades extraescolares y el tiempo que pasa con amigos y familiares. La previsibilidad puede proporcionar una sensación de seguridad durante un periodo de transición.


Los niños pueden tener ideas equivocadas o estar preocupados por la separación o el divorcio. Responda a sus preguntas con sinceridad y déles explicaciones adecuadas a su edad. Corrija cualquier malentendido y tranquilíceles sobre su bienestar y los planes de atención y apoyo.


A pesar del divorcio y de las posibles tensiones entre los dos progenitores, intente mantener una comunicación abierta y respetuosa sobre las necesidades y el bienestar del niño. Esto implica estrategias de crianza coherentes, toma de decisiones conjunta y reducción de los conflictos en presencia del niño.


Enseñe a los niños estrategias de afrontamiento para gestionar sus emociones durante estos momentos difíciles. Por ejemplo, ejercicios de respiración profunda, escribir en un diario, dibujar, hacer ejercicio físico o hablar con un adulto de confianza. Ayúdeles a encontrar formas sanas de expresar y gestionar sus sentimientos.


Anime a los niños a buscar el apoyo de adultos de confianza, como familiares, amigos o consejeros escolares. Bríndeles la oportunidad de ponerse en contacto con compañeros que puedan estar pasando por experiencias similares. Los grupos de apoyo o las terapias también pueden ser beneficiosos para los niños, ya que les permiten gestionar sus emociones en un entorno seguro y de apoyo.


Si a un niño le resulta muy difícil afrontar la separación o el divorcio, considere la posibilidad de recurrir a un terapeuta profesional especializado en el trabajo con niños. Un terapeuta puede proporcionar apoyo adicional y consejos adaptados a las necesidades individuales del niño.


La paciencia, la comprensión y la compasión son esenciales para ayudar a los niños a entender y aceptar estos cambios significativos en sus vidas.

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